A VUELO DE PÁJARO
Página de Ana Rosa Bustamante M.
lunes, 28 de febrero de 2011
ALEKSANDAR MILOSEVIC - POETA SERVIO - [Traducidos del sueco al castellano por Cecilia Valdés Miranda].
NO QUIERO ODIAR.
Dolido
por las hojas caídas
que cubren la tierra.
Odio al viento
que arranca las hojas
de las ramas del árbol.
Dolido por las flores
que, marchitas, yacen
esparcidas sobre la tierra.
Odio al sol
que quema a las flores.
Dolido por los peces
que se asfixian,
con sus cuerpos hundidos
en el lodo.
Odio al río
que inunda la tierra.
Dolido por las aves
que, en su largo vuelo,
abonan la tierra.
Odio a los bárbaros
que destruyen sus nidos.
MI TIERRA FLORECIENTE.
Hoy te amo
mucho más que ayer.
Por ello, un día,
de amor
explotaré.
Ahogado en mis propias lágrimas.
Yo mismo no sabía
cuán profundo
estás en mí,
cómo tus raíces
se han extendido.
Tierra floreciente,
hecha por mí,
dispuesto a dar plantas,
frutos,
la vida.
Belgrado, 1969-1970.
ASÍ NO PUEDE CONTINUAR.
Alguien dijo que somos asfalto
para ser pisoteado.
Y así fue.
Alguien dijo que nos obligarían
a estados duros.
Y así fue.
Se dijo que nos lavarían
el cerebro.
Y así fue.
Pero, !Alto señores!
!Déjennos vivir en paz!
Cuiden sus propias ovejas negras,
nosotros tenemos nuestros pastores
para cuidar las nuestras.
Jag vill inte hata
Sörjer över fallna
löv,
som täcker jorden.
Jag hatar vinden,
som sliter löv från
trädens grenar.
Sörjer över blommor,
som vissna
ligger utspridda
över marken.
Jag hatar solen,
som bränner blommor.
Sörjer över fiskar,
som kvävs
med kroppar nedsänkta
i gyttja.
Jag hatar floden,
som dränker jorden.
Sörjer över fåglar,
som genom sin långa flykt
gödslar jordens marker
med sina själar.
Jag hatar huliganer
som river deras bo.
Stockholm 1998
Så skall det inte förbli
Någon sa att vi är asfalt,
som skall trampas ner.
Och så blev det.
Någon sa att vi skall
tvingas i hårda former.
Och så blev det.
Det sas att vi skall
hjärntvättas.
Och så blev det.
Men stanna, mina herrar!
Låt oss leva i fred.
Ta själva hand om era svarta får,
vi har våra herdar,
som skall ta hand om våra.
Helsinki 2000
Frodig jord
Idag älskar jag dig
mera än i går.
Därför skall jag
en dag
sprängas av
min kärlek.
Drunka i egna tårar.
Du skall aldrig veta,
hur ofta jag sträcker
mina händer mot dig.
Själv
visste jag inte,
hur djupt du finns i mig,
hur dina rötter har
spridit sig.
Gjorde av mig,
frodig jord,
beredd till växt,
frukter,
livet. Belgrad 2009
biografia:
Aleksandar Milosevic
Jag är läkare och har jugoslavisk, finsk och svensk läkarbehörighet.
Jag är medlem av Serbiska, Svenska och Finska författarföbundet.
Jag började skriva poesi på 60-talet och prisbelönats vid flera poesi-festivaler.
http://www.poetasdelmundo.com/verInfo_europa.asp?ID=7191
jueves, 17 de febrero de 2011
ANTONIO ARROYO SILVA
CABALLO DEL FULGOR
1Caballo del fulgor,
tú eres mi luz azul.
Sueña mi otra muerte
de caballero adarga en ristre,
tuerto de tanto entuerto, exhausto de sentido:
no saber qué osamenta se le oxida
a la triste figura del espejo,
no saber que morimos del hastío
en la contienda, que de gozo nacemos
para morir de ausencia, sin subir
a tu grupa, Pegaso de la vida.
Más allá no hay abismo
de partida,
el horizonte es el punto.
2Hasta el mar del nacer
que cabalga la sangre
tu voz en mis palabras:
Que se haga carne
hacia el grito que espanta tu aleteo
que boga por la Estigia de mí mismo
más allá del no ser agazapado.
Tu caricia fugaz de tan eterna
enciende el estallido de la aurora
en esta cárcel cóncava del ser.
3A entender el lenguaje del destello
con el hálito fértil del conjuro,
llévame a tu espuma,
deslumbra mi conciencia de encontrarme.Caballo del fulgor,apágame los ojos.
tu perfección fugaz araña ocasos
pues la meta del necio transeúnte
no es llevar a tu tálamo la aurora.
que el dulce farallón es desenlace,
y espera de su azúcar tu conjuro:
el gesto bajo el muslo proceloso
que reclama al deseo su espesura,
su estrechez de raíces.
desteje perfección.
No llega. Poco importas
no pisar el sendero de otro Ulises
sino hacer un tapiz para el olvido.
In my end is my beginning(…)
Todo se va, mas llega su partida
a un regreso que llega a mi principio.
Si no estar es la espera del deseo,
estar es el deseo de la espera.
es el mío, poeta que pisara
la sombra de un tercero que fui yo
con desarraigo audaz de mi raíz,
con tu raíz que sufre desarraigo,
trashumancia del ser hacia la hierba.
y un futuro que acaba en la ventana
de cualquier horizonte proceloso.
Más allá de la lluvia, más acá
de la ausencia me miro con tus ojos
y veo la mirada taciturna
que le duele a mi vida T.S. Eliot.
que se lleva las ánimas que pacen la escollera
a vagar por tu luz de mar antiguo.
la tierra fértil, eres
la lluvia blanca, Eliot de la lluvia
que azulea ceniza
y amarillea el trigo.
que soñara el letargo
del nómada arcoiris.
la planta del banano
que añora vasallaje.
La paz de aquel Octavio imperator del destello
que siembra las aceras del lenguaje
con la semilla tuya. Carlos Edmundo
buscando vellocinos sin las calles del verso.
cuéntame sus naufragios, sus heridas.
Así te llamas. Eres mi heterónimo.
de morderte la lengua en el instante
del recuerdo? ¿De dónde la escollera
que le sigue al olvido cuando pisas
la evidencia de ser tu propio hálito?
Aunque caves la tumba del lenguaje,
llegará otro lenguaje de otra lluvia.
Y si cavas en ti saldrás tú mismo
a sembrar tu agujero de luciérnagas.
de cegar tu mirada con palabras?
la ventana encendida
ya no espera.
y no mires atrás,
que si miras la lluvia
serás la misma lluvia
de un lenguaje vacío.
en tus palabras
donde yazgan mis huesos
de luciérnaga.
buscando otra mirada.
y cazaste tus ojos.
renegar de su sombra.
Por Luis León Barreto
sábado, 29 de enero de 2011
Poemas de Omar Lara
Omar Lara (Chile, 1941)
Gran Himalaya
está escrito que los hombres allí se vuelven dioses
y el poder temible de la naturaleza disminuye a los seres: sus pasiones,
a una blanda indolencia.
Pero yo no subiré al Gran Himalaya,
tropezaré con las piedras del camino,
me embriagaré con deleznables licores,
seguiré maldiciéndome con ternura.
Encuentro en Portocaliu
Desde el décimo piso en el barrio de Drumul Taberei
yo miraba a través de una niebla caliente,
a través de una humedad humosa,
a través de las reverberaciones de agosto
una figura venía caminando
desde la parada de autobuses.
Una figura parecía dirigirse hacia mí,
yo la veía perfectamente desde el décimo piso
en el barrio de Drumul Taberei:
era la odiada figura conocida,
su aborrecible rostro estaba ahí y su pelo
que el sol no incendiaba y con él todo su cuerpo.
Yo miraba petrificado la escena,
los indolentes pasos y su entorno:
árboles, cosas en movimiento, el asfalto que el sol
ondulaba.
Yo miraba esa escena con su centro precioso...
"Encuentro en Portocaliu",
era necesario encontrarme rápidamente
porque -pensaba yo- ¿la poesía para qué puede
servir sino para encontrarse?
Eso fue después de escribir muchas cartas
preguntando
¿dónde estoy? Nadie sabía donde estaba
y no podían decírmelo,
de modo que empecé a decir a diestra y siniestra
protégeme con algo el corazón.
Protégeme con algo el corazón
seguía repitiendo
y como no me entendían
empecé a escribir unos poemitas insidiosos
relativos al río Dimbovitza,
relativos a la columna del infinito,
relativos al plan quinquenal.
Hasta que un día en Portocaliu.
(en Portocaliu hay un sol amarillo como cáscara de naranja)
una tarde en Portocaliu
(en Portocaliu hay unos grandes pájaros con dos patas
larguísimas y picos en forma de corazón)
una noche en Portocaliu
(estaba escrito que no te encontraría
en Portocaliu
pero guardo el recuerdo de esa espera y huellas
de picotazos en forma de corazón).
Poderío
y vemos debajo del agua
hablamos con seres de otras edades
y adivinamos el porvenir
encontramos una aguja en un pajar
y la perdemos
oh dios. |
Muerte de un cangrejo joven
martes, 28 de diciembre de 2010
GEO BOGZA (1908) poeta rumano - Traducción: Omar Lara
domingo, 5 de septiembre de 2010
En esta hora, amarga como un sorbo de mares,
Tú sosténme, Señor.
¡Todo se me ha llenado de sombras el camino
y el grito de pavor!
Amor iba en el viento como abeja de fuego,
y en las aguas ardía.
Me socarró la boca, me acibaró la trova,
y me aventó los días.
Tú viste que dormía al margen del sendero,
la frente de paz llena;
Tú viste que vinieron a tocar los cristales
de mi fuente serena.
Sabes cómo la triste temía abrir el párpado
a la visión terrible;
¡y sabes de qué modo maravilloso hacíase
el prodigio indecible!
Ahora que llego, huérfana, tu zona por señales
confusas rastreando,
Tú no esquives el rostro, Tú no apagues la lámpara,
¡Tú no sigas callando!
Tú no cierres la tienda, que crece la fatiga
y aumenta la amargura;
y es invierno, y hay nieve, y la noche se puebla
de muecas de locura.
¡Mira! De cuántos ojos veía abiertos sobre
mis sendas tempraneras,
sólo los tuyos quedan. Pero se van llenando,
de un cuajo de neveras...
viernes, 20 de agosto de 2010
FLORIANO MARTINS 1951 poeta brasileño
ANA ROSA BUSTAMANTE MORALES
patria querida f. ubiergo
¿Qué es la poesía?
Es tejer con el lenguaje la vida. Tejer lo que se te viene al alma, lo que se acerca con cautela a tus ojos, lo que te sorprende en la multitud donde todo se confunde, lo que golpea tu sien y te mantiene contemplando con la sangre de tu cuerpo y no entiendes. Poesía es el placer de enmarañar la pena y la dicha en un nudo vital, inevitablemente. Es encontrar en la eufonía del verbo cómo te destroza la piedra y cómo la brisa te agrieta la piel. Hacer canción con una materia de hilos emociones sin nombre que te surgen de un lugar incógnito o en un tembloroso párpado.
Cuando era una niña en Antofagasta olía las algas en la arena blanca de la playa y una transparencia única del agua, y hoy punzan partículas blancas pegadas a la piel de mis piernas, recuerdo el sonido del mar porque mi casa estaba cerca y ahora cuando escucho la lluvia, huelo sombras transparentes con un rumor a pez de brumas. Curiosamente, hilo con el mar el cielo, hilo casas de alerces imbricadas de desiertos, espejismos en la ruta, bajo grisuras calientes, ruinas de Huanchacas que esconden torreones Canelos, las carpas de los Changos con territorios de araucarias y lengas.
Poesía es lo que tú quieras, todo lo que yace en ti y en esta tierra, y tengas conciencia de qué puedes cambiar.
Ana Rosa Bustamante M.
Valdivia